Hola, soy Irene Hernández

Te cuento algunas cosas sobre mí…

Desde pequeña me ha gustado ayudar a los demás. Si veía a una persona triste y sola, aunque no la conociese, iba a saludarla, a tratar de consolarla. Con 13 años le decía a mis amigas “cuéntame tus problemas, que soy tu psicóloga”.

En esa época no sabía muy bien qué era una psicóloga, pero sabía que escuchaba y daba consejos para ayudar a los demás, y eso era precisamente lo que me hacía feliz: ayudar. Por eso decidí dedicarme a la Psicología Sanitaria. Mientras me formaba descubrí que no se trataba de “dar consejos”, sino de usar la ciencia para el bienestar de los demás. Me resultó maravilloso.

A la hora de escoger las prácticas del máster me metí en la Unidad de Salud Mental de un hospital. Quería estar con la gente cuya situación era más grave, porque era precisamente la que más ayuda precisaba.

Esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión mayor, adicciones… personas sufriendo, al fin y al cabo, y a pesar de ello, esforzándose en seguir adelante, en tener una vida como cualquier otra. Me enseñaron muchísimo, no solo como profesional, sino como persona.

Alargué las prácticas todo lo posible, pasando por distintos dispositivos, aprendiendo todo lo que podía. Después trabajé en un centro especializado en Trastorno Obsesivo Compulsivo, ayudando a mucha gente a dejar de darle vueltas a la mente, a trabajar juntos para dejar las dudas a un lado y vivir en paz.

Posteriormente estuve en un centro de Hipnosis, utilizando esta técnica como complemento de la terapia para así enviar mensajes positivos a la mente, para tratar de motivar y cambiar la actitud de quienes acudían.

Además, decidí formarme en EMDR para trabajar con trauma, porque me lo encontraba mucho en consulta y necesitaba herramientas para ello. Y en Diversidad Sexual y de Género, ya que soy parte del colectivo queer y sé que cosas tan aparentemente sencillas como presentarte a alguien o hablar de quién te gusta se pueden hacer un mundo.

Actualmente he encontrado mi sitio en la consulta Psicología Valle. Trabajar con Saray y el resto de mis compañeras es una demostración constante de ambición por dar lo mejor de nosotras por los pacientes, por formarnos constantemente, por usar la evidencia científica, por buscar todos los recursos posibles para asegurarnos de que sea quien sea quien acuda a nosotras, va a salir adelante.

Una persona que busca ayuda y se esfuerza en tratar de mejorarse a sí misma, a pesar de tener una historia difícil, a pesar de sus problemas, trastornos, de haberse visto sobrepasada por la vida… me parece simplemente admirable. Y por eso quiero poner todo de mi parte para ayudarla en sus metas, en lograr la vida que desea. Ese es mi objetivo, ¿te apuntas?

Desde pequeña me ha gustado ayudar a los demás. Si veía a una persona triste y sola, aunque no la conociese, iba a saludarla, a tratar de consolarla. Con 13 años le decía a mis amigas “cuéntame tus problemas, que soy tu psicóloga”.
En esa época no sabía muy bien qué era una psicóloga, pero sabía que escuchaba y daba consejos para ayudar a los demás, y eso era precisamente lo que me hacía feliz: ayudar. Por eso decidí dedicarme a la Psicología Sanitaria. Mientras me formaba descubrí que no se trataba de “dar consejos”, sino de usar la ciencia para el bienestar de los demás. Me resultó maravilloso.
A la hora de escoger las prácticas del máster me metí en la Unidad de Salud Mental de un hospital. Quería estar con la gente cuya situación era más grave, porque era precisamente la que más ayuda precisaba.
Esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión mayor, adicciones… personas sufriendo, al fin y al cabo, y a pesar de ello, esforzándose en seguir adelante, en tener una vida como cualquier otra. Me enseñaron muchísimo, no solo como profesional, sino como persona.
Alargué las prácticas todo lo posible, pasando por distintos dispositivos, aprendiendo todo lo que podía. Después trabajé en un centro especializado en Trastorno Obsesivo Compulsivo, ayudando a mucha gente a dejar de darle vueltas a la mente, a trabajar juntos para dejar las dudas a un lado y vivir en paz.
Posteriormente estuve en un centro de Hipnosis, utilizando esta técnica como complemento de la terapia para así enviar mensajes positivos a la mente, para tratar de motivar y cambiar la actitud de quienes acudían.
Además, decidí formarme en EMDR para trabajar con trauma, porque me lo encontraba mucho en consulta y necesitaba herramientas para ello. Y en Diversidad Sexual y de Género, ya que soy parte del colectivo queer y sé que cosas tan aparentemente sencillas como presentarte a alguien o hablar de quién te gusta se pueden hacer un mundo.
Actualmente he encontrado mi sitio en la consulta Psicología Valle. Trabajar con Saray y el resto de mis compañeras es una demostración constante de ambición por dar lo mejor de nosotras por los pacientes, por formarnos constantemente, por usar la evidencia científica, por buscar todos los recursos posibles para asegurarnos de que sea quien sea quien acuda a nosotras, va a salir adelante.
Una persona que busca ayuda y se esfuerza en tratar de mejorarse a sí misma, a pesar de tener una historia difícil, a pesar de sus problemas, trastornos, de haberse visto sobrepasada por la vida… me parece simplemente admirable. Y por eso quiero poner todo de mi parte para ayudarla en sus metas, en lograr la vida que desea. Ese es mi objetivo, ¿te apuntas?
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